Porno mexicano
Un vistazo a la pornografía vista desde una mujer

Por: Verónica Maza Bustamante

En la pantalla de televisión, una joven rehúsa darle “entrada” a su gañán galán. Vestida de colegiala, se retuerce como exorcizada cuando su novio, vestido cual clon de Pedro Navajas, le mete mano por todos lados. En un último intento, el hombre trata de seducirla en el interior de un vochito, pero ella consigue salir de ahí con su virtud intacta. Sin embargo, no sabe que horas más tarde, mientras duerme, unos alienígenas la abducirán y le enseñarán lo que es amar al dios Eros en tierra de marcianos.

Así comienza Platillos violadores, cinta pornográfica mexicana producida por Hena Morán, mujer de fuego, mujer consuelo que se ha encargado, desde hace ya varias décadas, de la difícil tarea de acercar a los mexicanos a la industria del sexo de una manera sencilla pero eficaz. Creadora –o, mejor dicho, importadora– del concepto de sex shops en el Distrito Federal, prostituta y bailarina exótica en el pasado, no teme a las palabras y le dice pan al pan, vino al vino y putas a las putas: “Nunca me ha importado que me llamen así. Sí, lo soy, pero soy La Gran Puta; no me avergüenzo de ello e, incluso, me sirve de bandera para realizar mis películas, pues quiero hacer cine feminista, en el que la mujer ocupe el lugar que le corresponde en el ámbito sexual. En mis cintas no quiero mostrar a la mujer como trapeador, cosa que sucede incluso en las producciones europeas”.

El camino para lograrlo, como es de esperarse, no ha sido fácil. El día que Hena, frente a su empresa Producciones Exxxpose, decidió hacer Platillos violadores, se topó con un reto: ninguna mujer, ni siquiera strippers o prostitutas (es decir, chicas acostumbradas a exhibirse y que están satisfechas con su cuerpo), se animó a participar en la cinta. A Morán le resultó extraña esta situación, pues si se lo hubieran propuesto a ella en sus tiempos de juventud, habría aceptado encantada. “Porque para mí la actividad sexual es un rito”, dice.

Además, las féminas que se interesaban, cuenta Hena: “Creían que podían cobrar como si fueran las grandes estrellas porno o querían hacerse millonarias con una película. Yo no hago esto por dinero, sino como una misión para reivindicar la palabra pornografía. No pretendo hacer educación sexual ni disfrazar mi trabajo; para mí, el sexo es relajo y diversión, por eso me interesan las películas”, confiesa la también iniciadora en el país de las golosinas eróticas.

Sus amigas del medio, al verla tan desesperada y apasionada por hacer la película, aceptaron trabajar para ella: “Entendieron que iba a ser la primera en hacer una cinta en plan profesional, porque hay muchos productores que antes de mí hicieron cintas, pero de baja calidad; a excepción de los que filmaron Sexxxcuestro, que son competitivos también, aunque ante la ausencia de personal femenino, optaron por hacer cine gay”.

Así, filmaron la película en el año 2000, pero había detalles que no convencían a Hena (“No tenía exactamente lo que el público requiere para una estimulación visual”, explicó), por lo que la tuvo enlatada hasta 2003, cuando la invitaron a participar en el Festival de Cine Erótico que se realizó en la Ciudad de México. Ahí ganó el Premio Diana al mejor guión.

Después, la productora se animó a distribuir bajo su sello la película Seducción oscura: “Es una filmación amateur hecha por un par de jóvenes esposos que gustan de las relaciones sadomasoquistas; de hecho, él es un maestro en eso, pero además es estudiante de cinematografía. Tengo ya una recopilación de videos caseros que me va a permitir sacar un dvd con cinco historias diferentes que filmó gente común y corriente en su casa”.

En todo este tiempo, La Dama del Porno ha visto grabaciones de todo tipo: “Hay pornografía muy gruesa, pero para mí todo lo que te lastima, física o mentalmente, es una degeneración. Yo siempre he trabajado en esto por amor, aunque mucha gente no lo entiende, me critica, me acusa o me persigue. No permito que nadie de afuera me incomode con malas expresiones o haciendo mal uso de mis trabajos. En el camino uno pierde muchas cosas, el carácter se amarga, pero es una labor buena”.

Actualmente, Hena está a punto de filmar Platillos violadores II, a la que llegará más preparada: “En este tiempo me dediqué a estudiar cine para poder intervenir como directora. Fue muy difícil, pero ya tenemos el guión y sólo me falta una actriz. Todas son chicas regordetas, amas de casa, profesionistas que quieren participar. En mi película las mujeres van a llevar la batuta y necesito un Adonis a satisfacción y juego de ellas. Ése es mi reto y la novedad”.

¿Qué hace falta para que crezca la industria del cine para adultos en México? En opinión de Hena, “gente que sepa del mercado del sexo, aunque no tenga un título que la avale. O personas que estén estudiando cine, pero posean la capacidad de entrarle a las cochinadas sin temor”.

Fuente:

RollingStone Septiembre 2007.