sábado, junio 23, 2007



La Esponja Informativa



El Banco Mundial califica de exitoso el proyecto del Metrobús de Insurgentes:

http://www.jornada.unam.mx/2007/06/22/index.php?section=capital&article=044n1cap

http://www.economista.com.mx/articulos/2007-06-22-39132

  • "Capturan a violador por olvidar celular; grabó la escena":

http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=308055

  • "Despenaliza Perú relaciones sexuales con menores":

http://www.jornada.unam.mx/2007/06/23/index.php?section=sociedad&article=033n4soc

  • "Hallazgo de mamut “bebé” causa revuelo"

Moscú.- El reciente hallazgo de una cría de mamut intacta en la península rusa de Yamal ha causado revuelo en la IV Conferencia internacional sobre esos animales prehistóricos que se celebra estos días en la ciudad siberiana de Yakutsk.


Los restos congelados de ese mamut de corta edad fueron hallados el pasado 15 de mayo por un pastor de renos en un recodo del río Yuribei, cerca de su desembocadura en las aguas árticas del mar de Kara, y trasladados posteriormente al centro regional, Salejard.
De apenas 90 centímetros de alto, 130 de largo y solo 50 kilos de peso, el mamut fue colocado en una cámara refrigeradora especial de un museo local, donde se mantiene una temperatura permanente de 7 grados bajo cero.
El hallazgo paleontológico, el segundo de un mamut bebé en la península de Yamal, tiene especial importancia para los científicos debido a que el paquidermo se conservó íntegro en los hielos y tiene intactos hasta los ojos y la trompa.
Nombrado “Yuri” en honor del pastor que lo encontró, el mamut tenía apenas un año de edad cuando murió hace unos 10.000 años, probablemente al hundirse en un pantano o bien al caer en una grieta entre las rocas y quedar congelado, estiman los científicos.
“Necesitamos hacerle una tomografía para determinar el estado de sus órganos. Y hay que decidir de dónde debemos tomar las pruebas de sus tejidos, sangre y cerebro para los análisis”, dijo a Itar-Tass el director del Museo Zoológico de la Academia de Ciencias de los Urales, Pável Kósintev.
Natalia Fiódorova, subdirectora del Museo de Historia Natural de Salejard, indicó que “Yuri” es la segunda cría de mamut descubierta a orillas del Yuribei, que permanece congelado de octubre a junio.


Recordó que en 1998 fueron descubiertos los restos de un mamut de cuatro meses, “Masha”, que actualmente se exponen en el Museo de Historia Zoológica de San Petersburgo junto a “Dima”, otro ejemplar hallado en 1977 en el extremo oriente de Rusia.
Con el 40 por ciento de su territorio por encima del círculo polar ártico, la república rusa de Yakutia-Sajá, donde fue encontrado “Yuri”, oculta numerosos cementerios de animales prehistóricos en sus hielos perpetuos.
Este mes, Yakutia volvió a exponer su famoso mamut de Yukagir -uno de los descubrimientos paleontológicos más importante de los últimos tiempos-, en Japón, donde ya fue atracción de la EXPO-2005 en Aichi, y que posteriormente será exhibido en Francia.
Hallado por cazadores de renos en el suelo congelado de Siberia, el mamut de Yukagir es un hallazgo paleontológico sin precedentes porque sus restos se conservaron de forma excepcional y entre sus tejidos hay células aptas para experimentos de clonación.
El hallazgo incluye la cabeza, sus dos colmillos, varias costillas, clavículas, un hueso húmero y una pata delantera izquierda en la que quedan piel y músculos.
La cabeza de Yukagir tiene piel con pelos, el lado izquierdo tiene la órbita del ojo con el párpado y una oreja totalmente intacta.


A juzgar por el tamaño de la cabeza y la curvatura de los colmillos, los científicos suponen que Yukagir fue un macho adulto de entre 40 y 50 años, 2,8 metros de altura y entre 4 y 5 toneladas de peso, que vivió hace más de 18.000 años en Siberia.
En un simposio internacional dedicado al mamut siberiano y celebrado en Yakutia en 2005, científicos nipones expusieron su interés en realizar pruebas de clonación con tejidos de Yukagir.
Según las teorías más conocidas, los mamuts aparecieron en África hace 3 ó 4 millones de años y emigraron hacia Europa y Asia hace dos millones de años, hasta llegar a América del Norte pasando por el estrecho de Bering, hace 500,000 años.
Para la ciencia sigue siendo una incógnita la causa de su extinción, que se inició hace unos 11,000 años, cuando la población de estos animales empezó a descender hasta el total exterminio de los últimos ejemplares siberianos hace aproximadamente unos 3,600 años.
Los especialistas estiman que los mamuts se extinguieron por el calentamiento climático y el acoso de los cazadores, aunque la mayoría consideran que lo más probable es el factor climático.


Con información de EFE

http://www.economista.com.mx/articulos/2007-06-22-39130

  • "Misteriosa desaparición de un lago de 10 hectáreas y un río en Chile", en sólo un mes:

http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=308060

  • "Viajarán a Venezuela 100 adultos mayores de Tlalpan para ser operados de los ojos":

http://www.jornada.unam.mx/2007/06/22/index.php?section=capital&article=043n1cap

EL PESCADO ORIGINAL

Patricio

Pescado Original de despedida, segunda y última parte

Hace más o menos veinte años, me topé con unos extraños textos en el Excélsior de aquel tiempo, escritos por un tal Óscar de la Borbolla. La columna se llamaba Ucronías, y en ella cada jueves o viernes aparecían historias realmente descabelladas —recuerdo la de un paciente de hospital que se pudría en vida mientras las ratas paseaban por su interior, a la vista de todos—, tan bien escritas que el lector —por lo menos el lector que escribe estas líneas— terminaba convencido de que la historia era real. El tal Óscar de la Borbolla y su esposa, Beatriz Escalante, al paso de unos meses se transformaron en buenos amigos de un servidor, y al paso de los años se transformaron en célebres y prolíficos autores. Mucho tiempo después, uno de mis hermanos me regaló un libro de Paul Auster, a quien no había tenido el gusto de leer. Con el paso de sus libros, que devoré uno tras otro, fui desarrollando un gusto creciente por un recurso multiutilizado por Auster, que él mismo llama Make Belive —hacer creer—, y que consiste básicamente en eso: hacer creer al lector que una historia inventada, ficción pura, es una historia verdadera. Influenciado por esos dos fabulosos mitómanos, me dispuse a iniciar una serie de experimentos en mi espacio sabatino de MILENIO, que comenzaron con una columna que escribí durante el Mundial de futbol de Corea y Japón.

Me inventé un viaje al país del sol naciente en calidad de corresponsal de una inexistente revista deportiva con sede en Coatepec, Veracruz, llamada El clásico pasecito a la red, de tan escasos recursos económicos que me había mandado sin viáticos. Para hacer verosímil la narración, recurrí a vivencias reales: en el tiempo en el que viví en Kobe, pude observar que cuando la gente iba de compras dejaba afuera de las tiendas sus bolsas con víveres sin la menor preocupación, en una especie de estacionamiento para bolsas del mandado. Para terminar mi relato, inventé que robaba esas bolsas para sobrevivir y cumplir con mi trabajo como enviado especial de El clásico pasecito a la red; al día siguiente de ser publicado mi intento de Make Belive, una señora me escribió indignada, reclamándome mi inaceptable comportamiento y jurando jamás volver leer un periódico que permitía que semejante troglodita manchara sus páginas con su desvergüenza. Malo para el diario, bueno para mi experimento.

Con el paso del tiempo, inventé varias historias: la de un supuesto diputado perredista que había escrito un supuesto libro, en el que relataba cómo había pasado décadas instalado en una curul, saltando de una cámara a otra y de un partido a otro, siempre manteniendo un bajo perfil y viviendo como rey sin hacer nada. Estos eran algunos de sus consejos para vivir dentro del presupuesto:

—No busques la curul. Una vez que tengas los contactos adecuados, la curul llegará a ti.

—Ser diputado es el arte de la discreción y del mínimo esfuerzo, si es que algún esfuerzo fuera necesario del todo.

—Tu compromiso no es ni con la gente ni con el partido. Es con tu silla. —Nada de muertito. Nada va a cambiar.

—Lo que nunca debe uno olvidar: nada de lo que digas servirá para algo. Cualquier palabra emitida será una pérdida innecesaria de aliento, cualquier cosa que hagas será una pérdida innecesaria de tiempo. Incluso pensar es algo que habría que pensar.

—Sólo un esfuerzo vale la pena: el necesario para obtener la presidencia de una comisión. Una vez obtenida, relájate.

¿El resultado?: cartas de indignados perredistas que pedían más datos para exigir a su Comité Nacional la expulsión del zángano de marras.

En otra ocasión escribí la asombrosa y nada triste historia de un casi homónimo del gran Gabriel García Márquez, llamado Gabriel Márquez Gracia —oriundo de Alto Lucero, Veracruz—, quien habría escrito un libro de memorias al mismo tiempo que se publicaban y vendían como pan caliente las memorias del Nobel colombiano. Presentadas en el puerto de Veracruz por tres célebres amigos del altolucerense —Salman Rushdie, Gao Xingian y el mismísimo Paul Auster—, las memorias del Márquez Gracia abordaban los más destacados episodios de su vida, entre los cuales se encontraba el haber sido el primer novio de Paquita la del Barrio y quien le habría causado la herida de amor por la cual aún supura. Belive it or not, hubo gente que cayó en el garlito.

Ya con más confianza, maña y experiencia, relaté la historia de dos mexicanos que acabaron peleando en Irak en bandos contrarios, uno como soldado norteamericano y el otro como internacionalista islámico. El final del relato concluía con ambos en la temible prisión de Abu Ghraib, uno torturando al otro, y ambos reconociéndose por las groserías y mentadas de madre en perfecto castizo. Este cuento cosechó una cuantiosa cantidad de correos electrónicos que pedían más información, verificación de fuentes y hasta fotografías que corroboraran la historia.

Mi última incursión en el género tuvo lugar durante el Mundial de Alemania; me dediqué a leer cuidadosamente las crónicas de los enviados de diferentes periódicos, y empecé a escribir las mías como enviado especial de la ya para entonces célebre revista El clásico pasecito a la red. Relaté cómo Carlos Marín me había mandado a la fregada al pedirle que me enviara como corresponsal a Alemania; narré las penurias por las que había pasado para conseguir un cuarto de hotel y cómo, después de muchos esfuerzos, había logrado conseguir que me rentaran el cuarto en el que guardaban las escobas e implementos para la limpieza en un hotelucho de mala muerte; y conté que, a falta de viáticos, mi amigo Juan Villoro me dejaba colarme a su hotel cada mañana para desayunar a expensas de los viáticos de los enviados de Televisa. Varios lectores, muy amables, me escribieron para comentar sus propias experiencias y expresar su simpatía por mi penosa situación. Yo no podía decirles que todo era un invento, pues hubiera terminado con mi recurso periodístico literario, pero ahora, en esta última edición del Pescado Original, lo confieso.

¡Gracias a todos! Nos vemos, leemos o escribimos pronto.

http://www.milenio.com/mexico/milenio/firma.php?id=522397

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